Antes se trataba de pertenecer, de cumplir, de agradar, de obedecer para ser.
Ese paradigma está muerto.
Aunque pulsen en nosotros esos viejos condicionamientos, ya son imposibles de concretar, simplemente porque no resuenan con la Conciencia presente, con el nuevo paradigma.
Las viejas formas dejaron un lastre que pesa y mucho.
La crítica, y en su polarización, la discriminación.
Cuando se ha sufrido por siglos el silenciamiento de los deseos en pos de cumplir con la norma, el dolor que esto generó, si no logra ser convertido en arte, genera violencia.
Cuando digo arte, digo distinguirse, ser, expresarse.
Entonces la violencia se vuelca hacia quienes se distinguen.
Matar al distinto por el sufrimiento que causa no encontrar el camino a la propia distinción.
Pero el nuevo paradigma se trata justamente de eso, de distinguirnos.
Entonces tarde o temprano el que está dedicado a criticar va a tener que vérselas consigo mismo y ponerse a crear(se).
Quién se distingue ES.
Quien ES no critica, aprecia al que también se distingue.
Si criticas todo, enfócate en SER y distinguirte.
Un mundo de gente distinta es un mundo creativo, y si es creativo, seguramente sea feliz.
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